Un nativo de Houston, Gerald Green (33 años, 2,03 metros), y un letón, Davis Bertans (26 años, 2,08 metros), tienen en común una carrera deportiva que les ha llevado a la cima del basket, la NBA, y un drama de niñez que pudo romper su sueño, pero del que salieron airosos por su espíritu de superación y su amor al deporte que han convertido en su profesión. Bastan unas pocos fotos de ambos para advertir que los dos tienen mutilado el dedo anular de la mano derecha.
Green perdió el dedo haciendo mates con el anillo puesto. Bertans, cortando madera con una sierra
Sin esa extremidad, Green lleva 13 años en la liga y fue el ganador del Concurso de Mates en 2007, aún sin poder coger el balón con una sola mano, la derecha, por culpa de su accidente. Tuvo una temporada de casi 16 puntos por partido en Phoenix, anota el 36 por ciento de triples durante su carrera y este año ha vuelto a ser un sólido suplente en el equipo de su ciudad natal, los Rockets, con 20 minutos y 9 puntos por partido. Y Bertans, con sus nueve dedos, es un ala-pivot de enorme tiro exterior, consumado triplista, con carrera en Eslovenia (Olimpia), Serbia (Partizan), España (Baskonia) y la NBA desde 2016, en los Spurs y ahora los Wizards.
¿Cómo ocurrió? La fatalidad se cruzó en la vida de los dos. Green perdió el dedo a los 11 años, haciendo mates en la mini canasta que él mismo se construyó en el patio de su casa. Llevaba puesto el anillo de su madre y se le enganchó en un tornillo del aro, arrancando dos falanges. Avergonzado, se olvidó del basket hasta que lo probó de nuevo en Secundaria, maravilló a todos y entró en la NBA a los 19, sin pasar por la Universidad. Le seguía avergonzando su mano, que ocultó en el bolsillo al saludar a David Stern en la ceremonia del Draft de 2005.
Bertans perdió el dedo a los 13 años, cortando madera junto a su hermano con una sierra eléctrica. Ya era un loco del basket y su padre creyó que aquello era el fin de su sueño, pero solo cuatro semanas después volvía a entrenar. En la NBA ha seguido demostrando que pese a la ausencia de su dedo anular, tiene el ‘feeling’ perfecto para el tiro.
El ex madridista Pocius
Imposible explicar la historia de Green y Bertans sin recordar el caso de otro jugador que no llegó a la NBA pero sí ha tenido una brillante carrera en Europa y hasta jugó en el Real Madrid, el alero lituano Martynas Pocius, al que le falta el dedo medio de la mano izquierda desde que a los 13 años, realizando una práctica de trabajos manuales en la escuela, una fresadora le seccionó tres dedos. Pudo salvar dos de ellos, que le fueron reinjertados, pero no el dedo medio. Y sin él, brilló en la universidad de Duke, en el Zalgiris y en el Madrid.