Giannis Antetokounmpo es el jugador del momento en la NBA. A pesar de no haber podido lograr el ansiado anillo de campeón, el griego fue el principal artífice de que los Milwaukee Bucks se erigieran en el mejor equipo de la temporada regular al promediar 27,7 puntos, 12,5 rebotes, 5,9 asistencias, 1,3 robos y 1,5 tapones en 32,8 minutos por partido. Números que le han coronzado como el MVP de la temporada y que le han valido para superar en la votación a James Harden y Paul George, segundo y tercero respectivamente.
“Mi objetivo ahora es conseguir el título de campeón”, avisa Antetokounmpo, que tiene un don para jugar la baloncesto y un físico que acompaña, aunque ha tenido que trabajar duro para esculpir su figura desde que debutara en 2013. Una etapa de desarrollo muscular por el que la inmensa mayoría de jugadores jóvenes debe pasar.
Si eres un rookie el primer acto reflejo es sentir un mínimo de complejo por el nivel físico que exige una competición como la NBA, con un temporada regular de 82 partidos (con muchas semanas de 4 encuentros) y unos play off por el título que se juegan al mejor de 7 enfrentamientos. Una carga de trabajo que obliga a una preparación a conciencia.
Ha añadido más de 22 libras de músculo
Y Giannis Antetokounmpo, que mide 2,11 metros y pesa 110 kilos, ha mejorado cada año su preparación física con intensas rutinas de entrenamiento en el gimnasio, que le han permitido mostrar una superioridad exultante en muchas fases de la competición. The greek freak llegó en 2013 a la NBA con una constitución endeble y apenas 97 kilos, como el mismo ha reconocido en alguna ocasión, y se ha convertido en una verdadera bestia y en el mejor jugador de la NBA.
Y solo tiene 24 años. Lo que significa que todavía no ha demostrado su máximo potencial y que lo mejor está seguramente por llegar. The sky is the limit (el cielo es el límite), o mejor estar por llegar.