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La increíble historia de Jeremy Lin, el héroe más terrenal que tuvo la NBA

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Pocas historias son más ricas para escribir que la que vendrá a continuación. Antes de comenzar, hay que interpelar al lector. Imagínense decidir desde muy chico querer dedicarte a algo que muy pocos, demasiado pocos, logran alcanzar. Ahora, suma tener todas las opciones en contra: no eres querido por nadie y todos desconfían de tus aptitudes por tu nacionalidad.

Jeremy Lin nació el 23 de agosto de 1988 en California y fue criado en la ciudad de Palo Alto, la que hoy en día es conocida por ser la incubadora de las empresas de tecnología. Sus padres emigraron de Taiwán a Estados Unidos a mediados de los 70′. Ninguno de los dos supera el metro setenta de estatura, pero Lin comenzó a destacarse en el baloncesto colegial y a sus 17 años, con 1,91 metros de altura, ya era el capitán de Palo Alto High School. A pesar de su desempeño, ninguna universidad le ofreció una beca deportiva y Lin terminó en la Universidad de Harvard, miembro de la más elitista Ivy League como es conocida.

Allí (recordemos que en Harvard no existen las becas de deporte) Lin se graduó en 2010 con un título en Economía. Durante los cuatro años de su estadía, Lin ganó notoriedad por destacarse en el equipo de baloncesto de la Universidad, donde en su último año un periodista de ESPN lo puso en el top 12 de prospectos más versátiles. Terminó su carrera universitaria como el primer jugador de la Ivy League con al menos 1.450 puntos, 450 rebotes, 400 asistencias y 200 robos.

Unwanted
Lin vio cómo en ninguna de las 60 selecciones del Draft de la NBA 2010 dijeron su nombre. Su debilidad física y, más que probable, el desdén de los scouts hacia un jugador de descendencia asiática hicieron que el recién graduado tuviera que probarse para un mini-camp de Dallas Mavericks para probar suerte en la Summer League. Allí tampoco se destacó, pero en vez de tirar a la basura su sueño del básquetbol y trabajar de otra cosa, Lin escuchó propuestas.

Así fue como firmó un contrato, su primero, con Golden State Warriors, el equipo de su ciudad. También fue captado por Nike. La historia de Lin estaba comenzando. En el área de San Francisco, como en las grandes metrópolis de Estados Unidos, hay una gran cantidad de población asiática-americana, que lo apoyó desde un primer momento. Así, se convirtió en el primer jugador estadounidense de descendencia taiwanesa (y china) en registrar minutos en la NBA. La ovación de aquel Oracle Arena cuando ingresó en los últimos minutos del último cuarto debe ser uno de sus mejores recuerdos.

Pero aquella temporada de rookie no fue para nada prometedora y Lin fue asignado varias veces al equipo de la por entonces D-League. Apenas disputó 29 partidos con los Warriors donde promedió 2,6 puntos en 9,8 minutos por juego.

Tras ser liberado en el offseason de la temporada 2011-2012, los Houston Rockets decidieron darle una oportunidad. En diciembre de 2011 lo contrataron para disputar dos partidos de pretemporada y en el mismo diciembre lo cortaron antes de que comenzase la temporada.

Pero los New York Knicks posaron sus ojos en él. Y allí es donde todo cambiaría.

Linsanity
Lo que pasó con Jeremy Lin en los Knicks en aquella temporada es uno de los momentos más espectaculares de la década en la NBA. El entrenador Mike D’Antoni decidió darle una oportunidad a Lin por desesperación: el equipo había perdido 11 de sus últimos 13 partidos y las lesiones se contaban por doquier.

Despúes de jugar apenas 55 minutos en toda la temporada, Lin jugó 36 minutos contra los New Jersey Nets. Allí anotó 25 puntos, dió siete asistencias y agarró cinco rebotes en la victoria 99-92.

“Todavía estoy en shock de lo que acaba de pasar”, comentó después del primer partido protagónico.

Después de otra victoria frente a Utah Jazz y una más frente a Washington Wizards, donde Lin acumuló el mejor promedio anotador de un equipo que carecía de Carmelo Anthony y Amar’e Stoudemire, llegó el quiebre y el inicio de lo que se llamaría la Linsanity.

Los Knicks recibían a los campeones defensores Lakers, con Kobe Bryant a la cabeza y Pau Gasol de acompañante. Pero no fueron suficientes para contener a Lin: anotó 38 puntos (13 de 23 en campo) con siete asistencias. Es todavía una de las mejores actuaciones del Madison Square Garden, que explotó con el jugador asiático.

Kobe, que había llegado al Madison Square Garden sin siquiera saber quién era, se rindió a sus pies. “Jugó extremadamente bien, no lo pudimos parar. Jugadores así no salen de la nada. Seguro tuvo este talento desde el principio pero nadie lo notó”, comentó en el post partido.

El apoyo era total. Este mini documental del New York Times cuenta cómo la Linsanity cambió y marcó la vida de los ‘asian americans’ viviendo en la Gran Manzana. De repente, tenían un héroe, un modelo de inspiración, alguien a seguir. Era uno más de ellos que había alcanzado lo inalcanzable.

Además, no todo quedó ahí. Los Knicks ganaron siete partidos consecutivos con él al mando del equipo, incluído uno de sus tiros más memorables: el buzzer-beater frente a Toronto Raptors en Canadá.

Lin se convirtió en el primer jugador de la NBA en anotar 20 puntos y siete asistencias en sus primeras cinco titularidades. Cinco días más tarde del buzzer-beater Lin tuvo 28 puntos y su máxima de 14 asistencias en la victoria frente a Dallas. “Imparable”, era una de las maneras de describirlo en USA Today.

Linsanity finalizó en marzo de aquel año, cuando después de una victoria frente a Detroit una resonancia le mostró a Lin que debía operarse los meniscos de una de sus rodiilas. Los Knicks clasificaron a aquellos Playoffs pero sin él cayeron en la primera ronda ante los eventuales campeones Miami Heat.

El New York Times lo llamó el jugador de los Knicks más popular de la década y el que salvó la temporada 2011-2012.

El después
Las siguientes dos temporadas, Lin las jugó con Houston Rockets. Pero al tener al lado a James Harden, su protagonismo se vio severamente afectado. A pesar de jugar los 82 partidos de titular en 2012, Lin no superó los 14,4 puntos y 6,2 asistencias. Lin comenzó a vivir debajo de la sombra de su Linsanity. “Soy el primero en decirlo, no estoy jugando bien”, declaró en aquella temporada.

En la segunda, Lin perdió el puesto con Patrick Beverly como segundo base. Fue recluido a apenas 33 partidos en condición de titular y sus estadísticas continuaron declinando. Cuando Harden descansaba, Lin era el encargado de liderar al equipo. En noviembre de 2014, con la barba lesionado, Lin anotó 34 puntos y 11 asistencias (con 9 triples) para vencer a Philly y luego 21 tantos para vencer a los Knicks en el MSG, donde fue recibido con aplausos del público local. Pero ya nada era lo mismo. Tras esa casi decepcionante temporada en Houston, Lin se marchó a Los Angeles, en lo que sería el inicio de su espiral de equipos.

Un trotamundos
Lin pasó sus siguientes tres temporadas en tres equipos distintos. Fue traspasado a Los Angeles Lakers en un intento de los Rockets de liberar espacio salarial. Aquella temporada en LA fue un verdadero fiasco para los dirigidos por Byron Scott, que terminaron con un récord de 21-61.

El 9 de julio de 2015 Lin firmó por dos años con los Charlotte Hornets. Allí volvió a mostrar buen nivel en algunos partidos, incluida una victoria frente a Toronto Raptors donde anotó 35 puntos y otra donde sumó 29 frente a los Spurs. Los Hornets perdieron con Miami en primera ronda de Playoffs y Lin declinó su opción de jugador.

Parecía que había opcopnes de que su polvo de estrella se volviera a reagrupar cuando firmó con Brooklyn Nets por tres años y 36 millones de dólares. Pero la suerte ya no lo acompañaba: en noviembre tuvo una lesión en el brazo que lo paró un mes. Una vez que volvió, anotó 20 puntos saliendo desde la banca, pero su dolor nunca se fue. En esa temporada plagada de lesiones apenas pudo jugar 36 partidos en total.

El pináculo de la caída
En la siguiente temporada, Lin estaba listo para competir de nuevo. Con 18 puntos en lo que era el primer partido de la temporada, el nacido en California sufrió lo que sería “el peor golpe de su carrera”: cayó cuando hacía una bandeja y se rompió un tendón de la rodilla. Apenas pudo jugar ese partido en toda la temporada.

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#NeverDone – 2017 was a tough year with the most devastating setback of my life. Since surgery, I refused to rewatch the injury. I’ve seen my fans support me in the past but with this injury, you guys all collaborated to make gifts. Some of which included hundreds or thousands of fans pitching into one gift, and you kept using #NeverDone which is now my 2018 mindset. This injury hurts in the short-term but I truly believe it’ll help my career in the long run. Im rebuilding myself mentally, physically and spiritually. Im finding ways to be better than before, leaving no stone unturned. Its about to be an epic comeback! So as you guys approach the new year, take every last setback to fuel going forward. Adversity forces us to reevaluate, adapt, improve. It forces us to ask the tough questions, to go the extra mile and push our limits. Comfort is the enemy of progress. Dont run from adversity, beast it! And lets not forget God always has a sovereign, perfect plan! Happy New Year!! #lovemyfans #grownmencrytoo (🎥: @houseofhighlights)

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A partir de eso, ya nada volvió a ser lo mismo. Pero tras firmar con Atlanta Hawks para la temporada 2018-2019 y promediar 10,7 puntos en 51 partidos (apenas uno de titular) fue traspasado a Toronto Raptors.

Final ¿feliz? en la NBA
Aunque él mismo no se considera campeón, lo cierto es que para la NBA Jeremy Lin tiene legalmente ganado un anillo. Disputó 23 partidos con los Raptors y ocho en los Playoffs, aunque en ningún partido de postemporada sumó más de seis minutos.

Lin quedará grabado como el campeón que es, más allá del título. Su historia es un modelo de inspiración para siempre, demostrando lo que el trabajo, la mentalidad, el estar preparado, ser responsable y por sobre todas las cosas tener confianza en un mismo puede hacer.

30 años. Sí, apenas 30 años tiene Lin y su tristeza en la conferencia de prensa tras saber que ningún equipo de NBA lo quería lo dijo todo. Llevará su talento a China, a los Beijing Ducks, donde dijo que sabía que terminaría su carrera. Lin será por siempre uno de los personajes más queridos de la NBA. Y una de las historias más increíbles de los tiempos modernos.