En cuestión de unas pocas horas, la NBA se gastó una auténtica fortuna, más de 1,800 millones de dólares, que en realidad fueron a ir a parar a las manos de ocho jugadores.
En cuanto el mercado de agentes libres abrió sus puertas y los jugadores bajo contrato podían recibir y aceptar ofertas de renovación, el dinero empezó a fluir como si se tratase de Wall Street.
Como en cascada se fueron sucediendo los anuncios de las renovaciones, que adquirieron su punto culminante con la de Nikola Jokic por los Denver Nuggets, cinco años y 264 millones de dólares. Esta es especialmente interesante porque se trata del mayor contrato jamás firmado en la historia de la NBA.
Pero tampoco tienen desperdicio la de Bradley Beal con los Wizards, cinco años y 251 millones; la de Karl-Anthony Towns con los Minnesota Timberwolves, cuatro años y 224 millones, que es igual que la de Devin Booker con los Phoenix Suns, la de Ja Morant con los Memphis Grizzlies, cinco años y 231 millones, la misma que firmará Zion Williamson con los New orleans Pelicans y Darius Garland con los Cavaliers, el último en subirse al grupo de los multimillonarios, y la más baja, la de Zach LaVine con los Chicago Bulls, por cinco años y 215 millones.
La lluvia de dólares ha formado un torrente de 1.800 millones sólo para ocho jugadores. Pero claramente la cifra puede seguir aumentando si James Harden llega a un acuerdo de renovación, como parece, con los Philadelphia 76ers y caen otros 270 millones en cinco años. La cosa se pondrá en los 2.000 millones de gasto en ocho jugadores…
Y todo eso justo cuando la NBA anunció su tope salarial (123,6 millones) y el umbral del impuesto de lujo (150.2 millones) establecidos para la temporada 2022-23, que son un 10% más alto de lo proyectado.
No se tienen en cuenta en esta bacanal de gastos algunos contratos ‘menores’ por decir algo, como el que Jalen Brunson en los Knicks, primer jugador que firma un +100 (104 millones) sin haber jugado un All Star o los 100 kilos que se lleva por renovar Anfernee Simons en los Trail Blazers. Y de aquí, al final del mercado, que aún queda mucho, seguirá fluyendo el dinero sin parar en la NBA.