Desde 1965, la NBA garantiza una pensión a sus jugadores por los servicios prestados. Se trata de un sistema que exige unos requisitos mínimos de permanencia en la Liga y que otorga al beneficiario unas cantidades anuales que oscilan entre los 60.000 dólares y los más de 200.000 dólares que puede percibir alguien que haya estado más de una década en la competición. Desgranamos el origen de estas pensiones y su actual funcionamiento.
Ida Mae Fuller y sus 22,54 dólares percibidos en 1940 son parte de la historia del sistema de pensiones de los Estados Unidos. Como narra Jessica Bruder en ‘País Nómada’, editado por Capitán Swing, esa secretaria jurídica de 65 años se convirtió en la primera persona en Estados Unidos en beneficiarse de las pensiones derivadas de la Ley de la Seguridad Social, aprobada bajo la presidencia de Franklin D. Roosevelt en 1935. Aquello era el fin de un largo proceso en el ahora conocido mundo occidental y cuyos primeros pasos los había dado de forma decidida Otto von Bismarck en 1889, cuando instauró en Alemania un seguro que otorgaba una pensión a los trabajadores al cumplir los 70 años.
El All-Star de la dignidad
En la NBA, la llegada de las pensiones o de cualquier derecho básico para los jugadores que fuera más allá de percibir un sueldo por disputar partidos tardó bastante conseguirse. El Sindicato de Jugadores se había formado en una década de los 50 donde la presencia de jugadores negros todavía se veía con cierta reticencia y donde la NBA apenas contaba con unos años de existencia.
En el verano de 1963 Oscar Robertson ya era una estrella de la NBA. En sus tres primeras temporadas había sido otras tantas veces elegido para el All-Star. Justo antes de su desembarco en la elite, había conseguido el oro en los Juegos Olímpicos de Roma (1960) con Estados Unidos. Compartió capitanía con Jerry West, otro nombre esencial en el devenir del sistema de pensiones de la NBA. Máximo anotador histórico de la NCAA para cuando la abandonó, número 1 del Draft del 60 por los Cincinnati Royals — ahora Sacramento Kings — con los que compitió hasta 1970, para luego enrolarse en los Bucks y abrazar el anillo, ‘Big O’ sin embargo, sentía cómo el racismo, la falta de derechos para todos los jugadores de la NBA y el poder de los propietarios era algo inaceptable, ahogante, lesivo.
Criado en Indianápolis en la extrema pobreza, Robertson y un grupo de jugadores, entre los que se encontraba el propio West, no pedían nada del otro mundo en ese tiempo estival de 1963. Reivindicaban cosas tan básicas para los jugadores como un seguro médico, una pensión para cuando colgaran las botas, que se les pagaran los partidos de pretemporada…
No obstante, decíamos, los propietarios tenían tanta capacidad de mando, tanto poder para influir en las vidas de los jugadores, que esas peticiones de 1963 no las tomaron demasiado en cuenta. Arrancó el curso 1963-64 y todo aquello que pedían Robertson y compañía se había difuminado, se había dejado ir. Nadie les hacía caso de verdad.
En febrero de 1964 se celebraba el All-Star de Boston, el primero televisado a nivel nacional. Poco antes del inicio del duelo, Oscar Robertson, Tom Heinsohn, Elgin Baylor y Jerry West decidieron encerrarse en el vestuario y asegurar que no saltarían a la pista si no eran atendidas sus demandas. En las horas previas había hablado con el Comisionado Walter Kennedy para exponer la situación y la soberbia de los propietarios era tal que ni se habían reunido con los jugadores para escucharlos. El órdago de no salir a la pista en Boston, el retraso de 20 minutos que conllevó el plantón de los jugadores y sus veladas amenazas obtuvo su resultado. En 1965 la NBA aprobaba un sistema de pensiones para los jugadores retirados.
¿Cómo funcionan las pensiones?
Han pasado más de 50 años de aquel hito histórico para los derechos de los jugadores y como todo tipo de avances civiles a nivel planetario, las pensiones NBA, sus retribuciones y sus condiciones de acceso han ido mejorando con el discurrir de los tiempos.
Actualmente, un exjugador de la NBA que quiera recibir una pensión de la liga debe cubrir el requisito mínimo de haber estado tres cursos bajo contrato con alguna franquicia. Y por esto entendemos que el contrato se encuentre en vigor al menos durante un partido de la temporada, juegue o no juegue el jugador. Obviamente, a más días, meses o años en la NBA durante la campaña oficial más cuantiosa será la pensión a recibir.
Pero sí, un jugador que haya celebrado únicamente tres duelos de NBA en tres temporadas distintas tiene derecho a una pensión. No es de extrañar que muchos nombres busquen un contrato en la NBA tras una carrera en Europa o en otros lugares. Cuando os preguntéis las razones por las que determinada persona ansía volver a la Liga a pesar de que sus oportunidades allí van a ser escasas, quizá los motivos de ese viaje en el invierno de sus carreras haya que buscarlos en la posibilidad de ganarse el derecho a una pensión de la NBA.
Justo antes de la llegada de la COVID-19, Jeremy Pargo firmaba un contrato de 10 días con los Warriors. Era febrero de 2020, Golden State probaba piezas y daba oportunidades en una temporada en reconstrucción y Pargo disputaba 3 partidos entonces. Tras dos temporadas en activo con Memphis, Cleveland y Philadelphia, llevaba fuera de la Liga desde 2013 y le faltaba un año más de servicio para acceder a la pensión. Lo consiguió. Y no ha vuelto jamás a la NBA.
¿Cuánto dinero dan las pensiones?
Una vez se cumplan los requisitos antes citados, todo depende del tiempo que el jugador haya formado parte de la NBA y del momento en que quiera empezar a percibir la prestación. Lo que aconsejan desde el Sindicato de Jugadores es que se el derecho a la pensión se ejecute a partir de los 62 años (edad tope para todos). Así, como se entiende que el beneficiario vivirá menos tiempo, percibirá más dólares que alguien que acceda a la pensión a los 45 años (edad mínima para hacerlo). Por dar algunas cifras, un veterano que tenga en su currículum sólo tres campañas en la NBA y empiece a cobrar la pensión a los 62 años percibiría ahora mismo unos 60.000 dólares anuales. Si ha prestado servicios por más de una década, ese cheque se puede elevar por encima de los 200.000 dólares al año.
En 2011 se decidió destinar en el nuevo convenio colectivo que frenó la suspensión de la temporada un 1% del BRI (Ingresos Relacionados con el Baloncesto) a la financiación de las pensiones. El BRI y su reparto entre franquicias y jugadores había sido uno de los caballos de pelea del cierre patronal, pero ambas partes acordaron esa porcentaje, que entonces era de 70 millones, de dólares para cubrir las pensiones futuras. En 2016, el pago a estos pensionistas fue de 20 millones de dólares, repartidos entre 520 exjugadores. La media era de unos 35.000 dólares anuales por persona, aunque obviamente había muchos nombres por encima de esas cantidades. El máximo a percibir para 2017 era de 215.000 dólares.
Si se compara con los máximos a percibir como pensión en el béisbol (MLB), hockey sobre hielo (NHL) o fútbol americano (NFL), donde un veterano retirado a inicios de los 90 y con una década de servicio llega sólo a los 50.000 dólares al año — antes de impuestos — el sistema de retribuciones para pensionistas de la NBA se puede considerar bastante generoso.
Y lo es todavía más desde que en 2017 se acordara una notable subida de las cantidades a percibir por mes y año trabajado, en un compromiso adquirido tanto por las franquicias como por el Sindicato de Jugadores, las dos partes que financian este sistema.
No todo es dinero: seguros médicos, planes de educación…
En un país como los Estados Unidos donde la sanidad pública es casi una mera anécdota, poseer un seguro privado que costeé la salud es algo indispensable. El sistema de pensiones de la NBA ofrece a quien acceda al mismo un seguro médico vitalicio con el mínimo de tres años en la Liga. Las prestaciones y coberturas de esta póliza aumentan cuanto más experiencia tenga el jugador y para alguien con una década de carrera en la NBA, ese seguro cubre a su pareja e hijos.
Junto con ello, y conscientes de que muchas estrellas, y no estrellas, saltan al profesionalismo sin los estudios adecuados para afrontar la vida después del deporte, el sistema de pensiones también ofrece dinero para planes de educación y estudios, con los que los jugadores retirados puedan acceder o completar la educación que en su día dejaron aparcada.
Además, existe plan NBA 401 (K), un sistema ahorro privado, un plan de pensiones individual, una hucha para el futuro, que suscribe voluntariamente cada jugador y cuya financiación sale de su bolsillo y de las aportaciones de la franquicia. Por dar un dato, recientemente se publicó cuánto de los contratos de los mejores pagados de la NBA se iba a financiar su plan NBA 401 (K). Así, jugadores como Stephen Curry o LeBron James destinaban 18.000 euros anuales a este plan de ahorro. Un dinero que igualan las franquicias, que incluso pueden elevar esa cantidad hasta el 140%.
¿Y qué sucede con los que sirvieron a la NBA antes de 1965?
Con el transcurrir de las temporadas, el sistema de pensiones de la NBA se ha ido ajustando y abriendo la mano a más derechos y más facilidades de acceso. Inicialmente, el requisito de temporadas para cobrarlo era de cinco, para reducirse a inicios del siglo XXI a cuatro y quedarse en los tres actuales.
Pero un grupo que se había quedado en tierra de nadie durante más de veinte años, olvidados a su suerte, era el de jugadores que habían formado parte de la NBA antes de que llegara en sistema de pensiones en 1965. Hasta 1988, era como si no existieran y no percibían derechos. En ese año, el Sindicato de Jugadores logró que cualquier miembro de la NBA que hubiera jugado entre 1946 y 1965 al menos cinco campañas tuviera derecho a una pensión. Algo que fue una paso importante, pero que dejaba fuera a muchos de los pioneros del baloncesto estadounidense profesional, que alternaban trabajos con su desarrollo como jugadores y cuyas carreras, por la escasa retribución que encontraban en aquella NBA, fueron demasiado cortas. Así, en 2007 se rebajó a un mínimo de tres años la exigencia para acceder a la pensión para los profesionales de antes de 1965 y se incrementó de manera muy notable, hasta casi los 3.600 dólares por mes y año trabajo, las prestaciones, que hasta la fecha eran de sólo 2.400 dólares por año trabajado en la NBA.
Un gesto de justicia histórica que no se ha extendido a la ABA y que se ha convertido en una reivindicación para aquellos miembros de la extinta competición. Y no es que se lo hayan inventado ellos, sino que la norma, de alguna manera lo decía. Cuando la NBA absorbió a la ABA e integró cuatro de sus equipos, se aprobó para el resto de jugadores que no pudieran acceder a la NBA una pensión de 300 euros al mes por cada curso en la ABA, con el requisito de haber estado en la competición al menos tres temporadas. Era 1976. Los beneficiarios de aquella norma no han visto un centavo desde entonces. La NBA asegura estar estudiando el caso.
Actualización: 13 de julio: La junta de gobierno de la NBA ha cerrado una ‘herida’ abierta desde hace más de 40 años. En 2022 ha anunciado que destinaría un fondo de más de 25 millones para cubrir las pensiones de los jugadores que ‘sirvieron’ a la NBA antes de 1965. En total, cubrirá los pagos de 115 jugadores que jugaron 3 o más temporadas y que ahora recibirán, aproximadamente, unos 4.000 dólares por temporada jugada.