Como la mayoría de los jugadores de baloncesto, Michael Jordan no nació con habilidades superiores de baloncesto. Tuvo que trabajar sin descanso en su juego para convertirse en el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos. Su increíble talento para el baloncesto no habría sido posible sin su mentalidad, que utilizó a su favor durante la mayor parte de su fenomenal carrera. De hecho, lo que separaba a MJ de los jugadores de baloncesto normales era que, en lugar de competir y compararse con sus competidores, lo hacía principalmente consigo mismo.
Según el orador motivacional Tony Robbins, Michael le dijo una vez que se convirtió en el mejor jugador de baloncesto del mundo porque siempre compitió con sus expectativas y estándares en lugar de los de los demás. No fue porque no quisiera estar a la altura de las expectativas de la gente, sino más bien por el hecho de que sabía que él era quien exigía más de sí mismo, razón por la cual lo usó como vara de medir.
“Michael Jordan. ¿Recuerdas que lo entrevisté hace años? Y dije: ‘¿Qué te hace el mejor del mundo? ¿Es la habilidad? ¿Es el talento? ¿Son las habilidades? ¿Es la experiencia? ¿Es el entrenamiento?’ Y fue tan increíble. Dijo: ‘Tony, puedo decirte la verdad y no sonará como una falsa modestia’. Él dijo: ‘Ni siquiera entré en el equipo de baloncesto de la escuela secundaria, segundo año. Fui eliminado’. Él dijo: ‘Todos los días me exijo más de lo que nadie podría esperar. No compito con otras personas. Compito con lo que soy capaz'”, compartió Robbins.